Podes elegir ser parte de un cardumen, estar tranquilo siendo pequeño como parte de un grupo que se acompaña, pero que pocas veces están protegidos a no ser por su capacidad para escapar al peligro, o la posibilidad de una buena y verdadera organización que no siempre es posible por la desconfianza, los miedos e inseguridades personales y colectivas en un entorno que consideramos peligroso.
También podés elegir, ser un tiburón, crecer tragándote cardúmenes enteros o a los más chicos, pero hasta los tiburones tienen agentes de control como las orcas, ballenas o delfines. Todo esto, está, dentro del orden natural y basta con tomar posiciones y precauciones para lanzarse a los negocios, en todos los órdenes se corren riesgos y se obtienen beneficios, en algunos por volumen, en otros por especialización, pero en todos hay un orden natural.
Lo que no podés pretender es, ser Godzilla, porque eso es elegir un camino de destrucción, es entrar en el reino de lo sobre natural y perdemos la forma y el control que generalmente no solo conduce a la pérdida de identidad, sino que genera mucho daño y destrucción en el entorno. Hasta aquí se ejemplifica el hombre de negocios del viejo paradigma. Y digo el “Hombre” de negocios porque el viejo paradigma nos presenta un modelo patriarcal y depredador basado en la supervivencia del más apto y el más fuerte alimentándose de los más débiles en la cadena alimenticia.
Hay otro orden de cosas, otra perspectiva y otra visión de la organización social y del modo de comerciar y producir. Esta visión es más Ying comparada con el modelo Yang patriarcal y depredador. Este modelo se basa en la cooperación y la solidaridad, es de una visión más integral y contenedora, donde los más fuertes protegen a los más débiles para fortalecer la comunidad y crecer en conjunto basándose en el intercambio y fortalecimiento mutuo.
Cada perspectiva nos presenta un modelo diferente y antagónico, pero lo que es claro que el viejo modelo no puede sobrevivir ya que está basado en la depredación de recursos finitos y termina auto fagocitándose sin posibilidades de sobrevivir por falta de recursos y estamos muy cerca de ese punto.
El nuevo paradigma nos presenta una visión complementaria para sobrevivir preservando los recursos y tomando acciones concretas para renovarlos y preservar el medio ambiente en donde crecemos y nos desarrollamos en vez de fagocitarlo hasta su devastación. Lo más importante que nos presenta este nuevo paradigma es la organización basada en la cooperación, donde los medios no se confunden con los fines como en el caso del dinero.
El dinero es un medio para el intercambio de productos y servicios principalmente, cuando se convierte en un fin en sí mismo, se cae en una economía especulativa de acumulación de capital. Esto detiene la productividad escalando en una acumulación piramidal donde la cúspide de la pirámide acumula el 90% del dinero y las posiciones y la base subsiste con el 10%. Se premia al que más especula y retiene el dinero sin ver que al convertir el dinero en un fin en sí mismo, en vez de que circule como medio de intercambio y producción, se producen la mayoría de los descalabros de la economía monetaria.
Esto debe invertirse de modo tal que aquel que especula y retiene el dinero debería ser castigado con multas e impuestos por obstaculizar la circulación de la economía productiva y favorecer la especulativa. De esto se desprenden distintos mecanismos de protección de la economía de la comunidad. Algunos economistas del nuevo paradigma incluso proponen una moneda Yang para el comercio internacional y una moneda Ying para amortiguar el mercado interno y la salud económica de la comunidad.
Esto nos lleva a una nueva visión en la manera de hacer negocios y a una nueva figura de la persona de negocios más allá del género. Para la mayoría de las personas, el precio de la seguridad es la libertad personal. Y sin libertad, muchas personas pasan la vida trabajando por dinero para cubrir la seguridad, en lugar de vivir sus sueños que implica arriesgarse, para lo cual se necesita libertad. Se dice que todo tiene un precio y la mayoría de las personas están dispuestas a pagar el precio a cambio de seguridad, pero no están dispuestas a pagarlo por la libertad.
La gente cree que invertir en algo productivo es un riesgo, y eligen invertir en el mercado financiero que da rentabilidad con menos riesgo, inmoviliza el capital en pos de los intereses porque piensa que, para invertir de forma segura también debe reducir el retorno de su inversión. Es por eso que tantas personas ponen su dinero en una cuenta de ahorros o en un plazo fijo. Lo ponen por seguridad y están dispuestos a recibir menos intereses a cambio de esa seguridad.
Pero el dinero está siendo devorado por la inflación y los intereses sobre el dinero se gravan a una tasa alta. Así que esa idea de seguridad y dinero en el banco no es una idea tan segura, aunque la gente lo crea así. En el nuevo paradigma el riesgo se licua en el conjunto de la comunidad. Al no ser especulativo el nuevo emprendedor busca cubrir las necesidades de la comunidad en una escala de equilibrio entre las necesidades y el impacto ambiental que genera producir esos artículos o servicios de necesidad.
Esto genera un circulo virtuosos entre el emprendedor, la comunidad y el medio ambiente y el dinero pasa a ser un medio de intercambio y no un fin en símismo. Desaparece el miedo a la inversión y el riesgo y cobra protagonismo la libertad y el vivir los sueños, porque la seguridad está dada por ese círculo virtuoso que se da entre el emprendedor, la comunidad y una integración saludable con el entorno.
Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Agosto de 2019
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