Hemos cambiado los valores y los principios que rigen la supervivencia de la humanidad, ya no defendemos los valores del ser humano sino las necesidades del ser urbano. Más allá de la dudosa procedencia de los Seres Humanos, hasta ahora no demostrada cabalmente ni por la ciencia ni por la religión, por más que a muchos les pese, lo cierto es que la humanidad sobrevivió miles de décadas o quizás cientos de miles formando parte de su entorno. Un ecosistema tan equilibrado que pudo mantenerse a pesar de miles de incidentes catastróficos a lo largo de la vida en la tierra.
Es muy importante entender dos palabras, Ecosistema y Equilibrio, porque la humanidad está acabando con ambos. Se extrajo de la tierra y se lanzó al aire en forma de gases todo el anhídrido carbónico que tardó millones de años en convertirse en petróleo. Después de la catástrofe de los dinosaurios por un meteorito que cayó a la Tierra y sumergió al planeta en una nube de gases que ocultaron la luz del Sol creando un desastre y la extinción de millones de especies, no se conoce otra de tan grande magnitud como la que nos amenaza hoy día.
El ser Humano convertido en Ser Urbano en un poco más de 100 años está produciendo una nueva catástrofe de parecidas dimensiones, extrayendo los recursos del plantea en forma descontrolada y creando un caos de contaminación sin precedentes que pone en riesgo a todo el ecosistema y biosfera de la tierra incluyendo la vida de millones de especies y de la misma humanidad. Cuando reflexionamos sobre la vida moderna y civilizada, sobre todo la influencia de la Civilización Occidental sobre otras civilizaciones de la tierra, nos damos cuenta de lo precaria y suicida que es esta cultura de enajenación y violencia.
Ya no por las guerras y las hambrunas provocadas con fines políticos e intereses de poder, sino por los hábitos cotidianos, como el hábitat sin- tético que nos hemos creado, el tipo de medicina, la producción y el consumo Ser Humano, ser Urbano desmesurado de chatarra. La alimentación, el vestir y el entretenimiento han sido desnaturalizados completamente y hoy ya hablamos de comida chatarra y de vestimenta de plásticos reciclados y sin poder ver lo que se está haciendo caemos en un nivel de entretención con ruidos e imágenes descontroladas que nos bombardean desde miles de pantallas. Saturados de ruidos y desinformación perdimos el sentido común y la comunión con la naturaleza.
Hoy hablamos de tribus urbanas, pero ya no hay un tejido social sostenido por un patrimonio cultural y la familia, sino por redes sociales y enajenación del entorno. El Ser Humano, devenido Ser Urbano se ha alejado de la naturaleza y ha roto el equilibro del ecosistema giran- do en una espiral de destrucción masiva del medio ambiente y parece no darse cuenta ni reaccionar a tiempo, siendo que son muy pocas décadas que quedan de recursos no renovables como el Aire, el Agua y la Tierra que están muriendo frente a nuestros ojos, sin contar los miles de especies de nuestra flora y fauna que desaparecen diariamente. Cabe la pregunta ¿Qué es ser Urbano? Si no nos cuestionamos, no cambiamos y si no cambiamos, la Tierra se acaba. No podemos regresar en el tiempo para corregir nuestros errores debemos seguir el curso de la evolución y corregirnos en adelante. Es momento de volver a mutar, pero esta vez hacia un Ser Urbano Sustentable, de otro modo no podremos reparar el daño, ni asegurar nuestra subsistencia. En nuestras costumbres y hábitos cotidianos es en donde debemos librar nuestras batallas, donde debemos urgente- mente provocar los cambios, donde debemos reflexionar y tomar conciencia, que no podemos seguir produciendo y consumiendo chatarra. Esta vida no es sustentable y no podremos pagar el precio por ella. Es importante no solo tomar con- ciencia, sino tomar cartas en el asunto y comprometernos exigiendo una industria y métodos de producción sustentable y saludable. Nuestros desperdicios deben enriquecer la tierra y no envenenarla y esos es posible si cambiamos nuestros hábitos de producción y consumo
Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Marzo de 2018
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