Entre el 22 y el 28 de marzo de 2017 la ANMAT ordenó retirar, prohibiendo el uso y la comercialización de una serie de productos cosméticos nacionales e importados llegando a sumariar a responsables de actividades ilícitas y no autorizadas por el organismo mencionado. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es un organismo descentralizado de la Administración Pública Nacional creado en agosto de 1992, mediante decreto 1490/92. Colabora en la protección de la salud humana, garantizando que los medicamentos, alimentos, cosméticos y dispositivos médicos a disposición de los ciudadanos posean eficacia (que cumplan su objetivo terapéutico, nutricional o diagnóstico), seguridad (alto coeficiente beneficio/riesgo) y calidad (que respondan a las necesidades y expectativas de la población). Para ello, se encarga de llevar adelante los procesos de autorización, registro, normalización, vigilancia y fiscalización de los productos de su competencia en todo el territorio nacional.Todo se inició en dos simples controles de rutina realizados por la DVS (Dirección de Vigilancia de Productos para la Salud) uno en el coqueto barrio de Belgrano y otro en pleno Microcentro, ambos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En los mismos se detectaron varios productos con rotulados carentes de datos de inscripción en la ANMAT (Legajo del establecimiento elaborador y Resolución 155/98) y otros, más grave aún, sin datos tan fundamentales como número de lote, vencimiento, ingredientes y/o país de origen. Algunos llegaban a expresar en su rotulado funciones terapéuticas que están expresamente prohibidas para los productos cosméticos.
Las investigaciones subsecuentes nos alertan sobre el grado de irresponsabilidad de algunos fabricantes / importadores de, en este caso, productos con marketing orientado a lo natural: Etiquetas con números de elaborador que no existen, firmas no habilitadas para actividades productivas, una empresa comercializadora constituida en un bar (no es broma), otra en terrenos baldíos. Incluso el titular de una empresa productora y comercializadora reconoció que elaboraba, envasaba y acondicionaba productos en su domicilio particular.
No es la primera vez que ocurre, muchos improvisados salen a la caza de consumidores desinformados para venderles productos hechos en la bañera o en el patio de una casa sin los controles necesarios para garantizar la calidad de los ingredientes, la adecuada formulación, la pureza y no contaminación de un producto que luego usaremos en nuestra piel o en la de nuestros hijos.
Ingenuamente podríamos pensar que se trata de una persecución a la gente honesta que está tratando de salir adelante con emprendimientos pequeños, pero no es así. Detrás de toda actividad comercial hay un afán de lucro. Es importante entender esto, porque todos podemos desarrollar una actividad productiva y comercial, siempre y cuando respetemos las normas, regulaciones y leyes vigentes. También entender que una inscripción o habilitación de un producto cosmético, nunca es caro o costoso ya que generalmente somos nosotros los consumidores los que pagamos esos costos que ya vienen incluidos en el precio del producto.
Además, es una competencia completamente desleal, cuando en el mercado aparecen productos mucho más económicos que la competencia, porque han evitado los registros e inscripciones pertinentes que no ha evitado un empresario responsable y que debe salir al mercado con un costo mucho más alto por respetar las normas y regulaciones vigentes. Pero lo más importante es que estas normas están y existen para protegernos a nosotros los consumidores de esos inescrupulosos que infringen normas y leyes en su afán de lucro sin importarles las consecuencias que puede traer para la salud de las personas cuando un producto no tiene los controles y los protocolos de análisis que garantizan lo que dice ser y no presenta riesgos para quien lo consume.
Otra víctima de este accionar lamentable es la imagen del mercado de los productos llamados “naturales” sobre el que vuelve a pesar el fantasma del lucro ciego, la torpeza, la incompetencia y la más negligente desidia.
Somos los consumidores que debemos, otra vez, estar atentos a los productos que consumimos: en su envasado siempre deben estar presentes:
- número de elaborador / importador
- ingredientes
- país de origen
- número de lote
- vencimiento
También hay que tener especial precaución cuando un producto ofrece beneficios terapéuticos porque, de ser así, ya no es un producto cosmético sino un producto medicinal que debe ser comercializado en el ámbito apropiado, generalmente farmacias.
También exijamos a los comerciantes los mismos controles básicos sobre los productos que ponen a la venta, cuidando a su mayor capital que somos nosotros, sus clientes.
En Boti-K pensamos que un consumidor informado es un consumidor consiente.
Fuentes:
https://www.boletinoficial.gob.ar/#!DetalleNorma/160622/20170328
https://www.boletinoficial.gob.ar/#!DetalleNorma/161295/20170331
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