El ser bien agradecido, es uno de los comportamientos más valorados en la mayoría de las culturas, al igual que es despreciado el ser mal agradecido.
Dar las gracias es ser, de un modo consciente o inconsciente, agraciado.

Por eso damos las gracias a todos los que con su grande o pequeña colaboración nos ayudaron a crecer en este año. Gracias a los consejos, los aportes, las sugerencias que nos ayudaron mucho, pero también gracias a las críticas y los reclamos que nos hacen tomar conciencia y crecer como empresa. Y esto lo hacemos junto a Uds.: tratar de encontrar mejores respuestas a viejos problemas y a nuevas demandas.

Sí, ha sido un año muy fructífero para nuestro trabajo, hemos aprendido y hemos crecido. Como empresa Boti-K tiene un compromiso con una mejor calidad de vida y el cuidado del medio ambiente, desarrollamos cada año nuevos productos 100% puros, naturales y vegetales con el fin de atender una demanda creciente con muy pocas respuestas en el mercado de cosmética e higiene Sabemos que, sin toda la coyuntura que nos rodea los milagros no son posibles. Existe un tiempo y un lugar para cada cosa y para que algo se haga realidad hay que estar en el lugar y en el tiempo propicio y sentimos que todo el entorno ha sido propicio para que pudiéramos crecer y desarrollarnos.

Agradecidos por este año transcurrido y por todas las lecciones y aprendizajes que nos llevan a tratar de ser mejor cada día, por todos los logros, pero también por los desaciertos que nos invitan a crecer y a aprender y que cada día nos inspira y nos llena de ganas y entusiasmo para agradecer por la pequeña porción que nos toca, en la gran tarea de tratar de hacer de nuestro entorno un mundo mejor.

Una tarea difícil y muchas veces olvidada. “La necesidad tiene cara de hereje” decía mi abuela. No siempre puede ser sustentable nuestra actividad, para lograrlo se necesita investigación y conocimiento y a la vez mucha voluntad y esfuerzo abriendo caminos, porque esta todo por hacer.
Hemos aprendido más profundamente que la tarea más difícil es la sustentabilidad de nuestras actividades cotidianas, como el comer, el vestir y el trasladarse. La industria de la alimentación, la indumentaria y el transporte han generado en 2 siglos la ruina de todas las riquezas naturales del mundo. La Tierra como la concebimos, debería declararse en quiebra.

La agricultura industrial ha sumido a la tierra toda, en un desastre ambiental irrecuperable, destruyendo bosques, sabanas, junglas y praderas hasta en un 90% en los países productores. Ríos, lagos y manantiales, han sido secados, contaminados, amurallados, entubados o destruidos y con ellos toda la fauna y flora a lo largo y ancho del planeta. Cada plato de cereal o vegetales que consumimos están cargadas de muerte y de espanto, por el sistema que se emplea para producirlo lejos de las grandes urbes y sin que seamos conscientes los consumidores.

Para cultivar un kilo de arroz integral usamos aproximadamente 1500 litros de agua y la carga de pesticidas y herbicidas que volcamos en la tierra llevara décadas para recuperarlas, sin contar la cantidad de aves y peces que mueren en este acto, más la pérdida total de la biodiversidad del suelo donde millones de bacterias, hongos, levaduras e insectos no volverán a recuperarse jamás.

Todo esto a cambio de una alimentación que no solo no es sustentable, sino que tampoco es saludable. Cortar este proceso sin hambrear a millones de personas parece ser un callejón sin salida. La agricultura ha hecho más daño al planeta que todas las guerras juntas. Pero es una muerte silenciosa de la que casi nadie habla, y del otro lado el fantasma del hambre humano. Pero en un sistema de agricultura industrial que produce tres veces más alimentos en el año de lo que hace falta para alimentar a la población mundial. ¿Algo no está funcionando bien?

Debemos abrir nuevos caminos a la producción de alimentos, indumentaria y transporte y deben ser sustentables. Por eso queremos agradecer a todos aquellos que con su esfuerzo y compromiso han abierto nuevos caminos y dado un ejemplo a seguir, para que cada año se sume más gente a este movimiento cultural que se expande. El de la producción sustentable en todas las áreas de consumo.

Por todo esto, nuestro agradecimiento más profundo está dirigido al despertar de la conciencia, para buscar entre todos un nuevo paradigma de responsabilidad y compromiso que nos permita salirnos de la trampa mortal en que nos tiene atrapado la civilización. Sin la Gracia, las ganas, el entusiasmo y una profunda convicción, responsabilidad y compromiso es muy probable que no lo logremos y debemos trabajar cada día para encontrar nuevas respuestas a viejos y profundos problemas.

Como todo esto que sucede nos encuentra trabajando, sabemos que podemos mejorar y aprender y encontrar nuevos y mejores caminos. Les damos las gracias por tantas oportunidades y pedimos disculpas a aquellos que todavía no pudimos conformar con nuestra labor y compromiso. Esperando que el año próximo nos ilumine y nos traiga la gracia de poder dar de nosotros lo mejor.

Ignacio Conde

Nota Publicada en la Revista Convivir en Marzo de 2014

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