La Naturaleza es una red

Ecología, Interés General, Notas

La Naturaleza es una red

La Naturaleza es para nosotros una red de interconexión de energía que se extiende a lo largo, alto y ancho del Planeta Tierra y su Biosfera, interconectando en todos los niveles y densidades la existencia viva de un organismo planetario. Hablamos de La Naturaleza Del Planeta Tierra, la que nos contiene y nos protege de la Naturaleza foránea del Universo. Todo en este Planeta es un entramado, en un tejido indivisible, tanto en el aspecto visible, como invisible de su propia existencia y lo que afecta a una de las partes nos afecta a todas las partes como en un universo holográfico.

En esta red energética, de conexiones infinitas, viva y mutante, en búsqueda del permanente equilibrio entre el orden planetario y el caos cósmico, la información, corre a la velocidad de la luz por las venas y conexiones nerviosas de toda la existencia planetaria, la energía va y viene a borbotones, hasta alcanzar las más altas cimas y los más profundos abismos de un mundo visible, pero también la hiper-velocidad cuántica en el algoritmo divino del universo se manifiesta y penetra en forma invisible al organismo llamado Planeta Tierra. La energía del Cosmos nos atraviesa como Luz y sombras. 

Estos dos polos de la energía que se manifiestan en todo lo conocido, como positivo y negativo, caos y orden, Ying y Yang – pero también como singular y plural, la nada y el todo, el uno y los muchos- mantienen la tensión de la vibración oscilante de la existencia. Estamos compuestos con lo que se expande y con lo que se contrae. Todo se equilibra y se compensa, femenino y masculino copulan y gestan la impermanencia en la eternidad. Seres de carbono que bajo la presión de las experiencias logran una conciencia de diamante que busca expandirse a las estrellas.

Muerte y nacimiento se entremezclan y complementan todo el tiempo, en nuestras células y en nuestra memoria. Creación y recreación constante multidireccional y multidimensional que todo lo penetra y lo fecunda. Dando forma al Ouróboros invisible de la existencia. Solo la Conciencia logra el orden en el caos. Sin la expansión de la conciencia el ser se auto fagocita. El eterno retorno del espíritu a la materia. De los hijos volviendo al vientre de la tierra.

Vivimos en una simbiosis permanente con nuestro alimento, con nuestra respiración y con nuestra percepción del entorno, donde muchas veces se pierde el límite entre, mi ser y mi medioambiente. Soy parte de mi entorno y todo se retroalimenta para transformarse en autosacrificio en el milagro del renacimiento. Todos formamos parte del lodo donde florece el loto. “Lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que yace

sepultado”. Entre el caos y el orden resplandece una armonía eterna que es la luz de la conciencia.

Pero el hombre se ha enajenado de su origen, se ha desconectado de su conciencia existencial y se ha vuelto contra sí mismo, contra su propia naturaleza y su medioambiente, talando el árbol florido, pisando el loto, dejando desertificación y muerte a su paso, ha roto El Pacto con la existencia creando caos, persecución y muerte. 

Hoy para poder salir del caos y volver a un orden primordial en armonía con la vida y el equilibrio natural, hay que volver a tejer la trama, volver a conectar los lazos y las uniones rotas de una Red de Energía que se extiende en nuestro entorno, nos atraviesa y nos conecta pero que por la despiadada avaricia del hombre ha sido dañada. La energía femenina debe volver a cerrarse sobre cada herida abierta en esta tierra, protegiendo, sanando y nutriendo el nuevo orden natural de la existencia. El Patriarcado debe ceder y dejar lugar a la energía de la creación y gestación del Nuevo Orden Natural. 

“En este mundo, recién abierto, es donde se aventuran con paso vacilante, el hombre y la mujer modernos: no hay aquí huellas que seguir, la huella hay que hacerla; no hay modelos a quien imitar: el modelo nuevo o biotipo debe ser creado; las voces que resuenan en el ambiente son las ya conocidas del pasado, o las voces confusas y angustiosas del presente que parecen nuevas, pero no lo son, mientras la voz orientadora que guía al futuro hay que descubrirla a través del silencio interior”.

-Muñoz Soler-

Gea, La Madre Tierra, ¿volverá a esconder en su útero a sus hijos desprotegidos ante la ira impiadosa del padre Saturno en el eterno mito del retorno? O la humanidad podrá trascender a un nuevo orden de equilibrio y armonía sobre la faz de la tierra con la mirada en alto hacia un Cielo (Urano) limpio de vanidad y soberbia. ¿Seremos los herederos de la tierra o los sobrevivientes de la catástrofe?

Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Diciembre de 2020

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