¿Somos conscientes de la gran cantidad de cosméticos que utilizamos cada día? ¿Sabes cómo están compuestos y formulados estos cosméticos? Seguramente no, no somos químicos. Desde la pasta de dientes hasta el desodorante están compuestos por infinitos ingredientes de síntesis químicas o de nanotecnología que no tomamos en cuenta y de los que desconocemos sus efectos, a mediano y largo plazo, para nuestra salud. Desconocemos sobre la interacción entre todos estos químicos sobre nuestra piel.
También desconocemos el impacto de la cosmética convencional y su repercusión en el medioambiente. Somos muy conscientes de que hay que cuidar nuestro entorno. La cosmética convencional, además de contener ingredientes tóxicos para nuestro organismo, contienen sustancias que acaban contaminando las aguas de los mares, ríos, lagos, perjudicando a los seres vivos que allí habitan. Por ello la mejor opción es la cosmética natural o ecológica que además utilice envases biodegradables o reciclables. El uso excesivo de productos de cosmética e higiene personal convencionales pueden dañar tu salud y los efectos pueden ser contraproducentes. Lo ideal es elegir productos naturales u orgánicos libre de sustancias tóxicas.
En la industria cosmética convencional se utilizan decenas de miles de ingredientes sintéticos. Cada vez se exigen más estudios, según prosperan los juicios, sobre la presencia de gran cantidad de compuestos perjudiciales para la salud en los productos cosméticos convencionales, sin importar si son de “alta gama” o de “bajo costo”. El precio del producto no es sinónimo de “compra segura”.
Tampoco lo es un producto natural y vegetal por el solo hecho de decirlo en su etiqueta. Muchos derivados de vegetales son de cultivos masivos que generan un impacto ambiental gravísimo, atentando contra la biodiversidad; a la vez suelen estar contaminados con pesticidas, herbicidas, plaguicidas, glifosato y otros químicos y metales pesados. Además, no todo lo natural es saludable, hay venenos y tóxicos en la naturaleza muy conocidos. Un producto de cosmética natural también debe tener su legajo, habilitación y certificaciones correspondientes que abalen lo que dice su etiqueta. No basta con un enunciado publicitario. Un cosmético que está a la venta, no es seguro si no ha superado los protocolos establecidos para que lo sea. Es el único modo de asegurarse de quien trabaja bien y quién no lo hace. Pero esto no basta para determinar la elección de un producto que puede afectar nuestra salud, o por lo menos la salud de nuestra piel.
Muchos productos contienen sustancias legales que están siendo muy cuestionadas por su impacto en la salud en el uso continuo y su acumulación en el organismo. “Según una encuesta realizada por el Environmental Working Group junto con otras 5 organizaciones sanitarias y medioambientales, los adultos usamos una media de 9 productos de cuidado personal al día; lo que se traduce en la exposición a unos 126 químicos distintos, la mayoría de los cuales no han sido probados en profundidad o se desconocen sus efectos.” La mayoría de las sustancias que contienen los productos de higiene personal pueden provocar, como mínimo, alergias, eczema, dermatitis, acné, urticaria, pruritos y en general contribuyen al deterioro prematuro de la piel. Cada vez que aplicamos estos productos la piel tiene una falsa humectación y con el tiempo se ve cada vez más seca y estropeada (y seguro pensamos que es normal por la edad). Las normativas internacionales dicen claramente que los productos definidos como ‘cosméticos’ no pueden contener sustancias clasificadas como carcinógenos, mutágenos o tóxicos pero un simple vistazo a las etiquetas –incluso de marcas internacionalmente conocidas y de prestigio– demuestra que las leyes no se respetan. Los expertos independientes opinan que muchos cosméticos convencionales, por legales que sean, actúan como auténticos tóxicos para la piel y si bien se han documentado los efectos de algunas de estas sustancias por separado, existe relativamente poca investigación sobre su actuación sinérgica junto con otros tóxicos (que es como normalmente se nos presentan en el uso cotidiano). ¿Qué sucede cuando yo combino sobre mi piel distintos productos cosméticos, realizando un coctel de 3 o 4 conservantes químicos diferentes que actúan en sinergia sobre mi piel? ¿Qué sucede cuando mezclo derivados del mercurio, con derivados del formol, con derivados de azufre, con derivados de aluminio y Tryclosan? Por nombrar algunos de ellos, ya que la lista sigue con metales pesados, petrolatos, talcos y químicos sintéticos. ¿Si esto no es un cóctel, que lo es? La rutina cotidiana de higiene personal involucra una serie de productos de belleza como champú, maquillaje, jabón, crema, desodorante, perfume, etc., compuestos por ingredientes tóxicos que pueden producir desde migraña hasta cáncer, de los cuales muchos son muy recientes en el mercado.
Los estudios sobre los químicos nuevos, se manejan por estadísticas y supuestos, la realidad a largo plazo puede ser muy diferente. Los efectos a largo plazo y los efectos secundarios no están estudiados y documentados. Pero hoy en día se habla de disruptores hormonales, neurotóxicos, cancerígenos y muchas otras particularidades negativas en sustancias químicas que venimos consumiendo desde hace más de 50 años.
Aprender a leer las etiquetas y detectar los ingredientes más perjudiciales se hace imprescindible para que evitemos ponernos en contacto con sustancias tóxicas que se van depositando y acumulando en nuestro organismo.
La industria cosmética, aun disponiendo de una regulación, no nos garantiza la inocuidad de sus productos, es recomendable utilizar cosméticos certificados orgánicos Bío, ecosaludables o lo más naturales posibles, y aprender a descifrar los INCI (letra chica de los ingredientes en las etiquetas), para no tener que confiar únicamente en las promesas o publicidad de las diferentes marcas.
“La palabra INCI, que se encuentra en el envase o embalaje de los productos cosméticos, corresponde a las siglas en inglés de “International Nomenclature Cosmetic Ingredient” (Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos) y es la forma aceptada internacionalmente para nombrar en latín e inglés todos los ingredientes de los cosméticos de manera que podemos saber exactamente su composición independientemente del país donde está fabricado.”
El orden de los ingredientes en la lista viene determinado por su importancia en la fórmula. Así los que aparecen en primer lugar son los que se encuentran en mayores cantidades en el producto, y los últimos, los que están presentes en cantidades más pequeñas.
Es muy importante ser prácticos y adquirir cierto entrenamiento en detectar ingredientes nocivos en la letra chica de las etiquetas para preservar la salud de nuestra piel y nuestro organismo. Con esta simple práctica ahorraremos mucho dinero. Ya que los cosméticos saludables son más costosos por sus ingredientes de buena calidad, pero sin las consecuencias posteriores en la salud que nos llevaría a gastos altísimos e innecesarios.
Ingredientes que deberíamos evitar en un producto cosmético Aprenderse todas las sustancias que puede contener un cosmético es una tarea complicada, pero podemos intentar revisar las etiquetas de nuestros productos en busca de las sustancias consideradas de mayor riesgo.
Deberíamos evitar cualquier producto que contenga alguno de estos ingredientes:
Aluminium: utilizado en desodorantes y antitranspirantes. Es un disruptor endocrino, es decir, alteran el funcionamiento normal del sistema hormonal.
Boric Acid, Sodium borate: Es un conservante y es irritante. Se absorbe con facilidad. Los niños son especialmente sensibles.
CI+5 cifras (excepto los números que empiezan por 408, 75 y 77): son colorantes sintéticos. El potencial de afectación sobre la salud de cada uno de ellos es diferente. Algunos pueden producir alergias y dermatitis.
Diethyl Phtalate, Dimethyl Phthalate: utilizado en perfumes, pintauñas y pintalabios. Es disruptor hormonal, relacionados con cáncer y problemas respiratorios y asma. A menudo no constan como ingrediente, ya que son componentes de la fragancia o el perfume.
Ethylhexyl Methoxycinnamate, Benzophenone, Oxybenzone, 4-methylbenzylidene camphre: son filtros UV de origen químico presentes no tan sólo en productos de protección solar. Disruptores hormonales y endocrinos, y además son tóxicos para el sistema nervioso.
Formaldehide, Aldioxa, Alcloxa, Allantoin, DMDM Hydantoin, MDM Hydantoin, Diazolidinyl Urea, Imidazolidinyl Urea: son conservantes que pueden liberar formaldehído, una sustancia muy alergénica, además de carcinógena. Se utiliza en geles, champús, desodorantes, espuma de afeitar.
Methylparaben, Propylparaben, Ethylparaben y Butylparaben: se encuentran en todo tipo de productos cosméticos y se utilizan como conservantes. Son disruptores hormonales, atraviesan la piel y se relacionan con el cáncer de mama. Búscalo en las etiquetas como ingredientes que terminen en “parabeno” como Metilparabeno.
PEG, PPG e ingredientes que incluyan en su nombre las letras y la terminación –eth: utilizados en geles de baño, jabones líquidos, champús, toallitas para bebés, protectores solares. Pueden llevar asociados dioxinas en forma de contaminantes que son reconocidos carcinógenos.
Petrolatum, Paraffinum liquidum, Cera microcristalina: utilizados en cosméticos de consistencia grasa como cremas, pintalabios, mascarillas… Obstruyen los poros de la piel y son contaminantes ambientales.
Phenoxyethanol: es un conservante con poder bactericida, se utiliza para elaborar cosmética sin parabenos. Tóxico para el sistema inmunitario, puede provocar irritaciones y reacciones alérgicas.
Selenium sulfide: producto que se utiliza como anticaspa. Es neurotóxico y posible carcinógeno.
Sodium laureth sulfate, Sodium Myreth Sulfate: utilizado en bases detergentes como geles, champús o dentífricos. Se usa como limpiador para hacer los productos más espumosos y burbujeantes, Es irritante para la piel, es una sustancia que puede causar cáncer.
Triclosan, Triclocarban: utilizado en jabones, dentífricos, desodorantes, antitranspirantes, limpiadores, antibacteriales y desinfectantes de manos, espumas de afeitar… Se trata de otros disruptores hormonales y pueden contribuir al desarrollo de bacterias resistentes. Interfiere con las funciones hormonales.
2-Bromo-2-Nitropropane-2, 3-Diol: son conservantes utilizados en toallitas para bebé, acondicionadores y geles de baño. Son tóxicos para el sistema inmunológico, además de ser disruptores endocrinos y cancerígeno.
Polietilenglicol: Se usa en cosméticos de bases cremosas. Interfiere en el desarrollo físico y puede dañar el sistema nervioso central.
Butilhidroxianisol: Son conservadores y antioxidantes que se usan en maquillajes y cremas humectantes. Es tóxico para el sistema inmunológico, piel, pulmones e hígado. Puede causar reacciones alérgicas y favorecer el crecimiento de tumores.
Pfenilendiamina: Son los colorantes utilizados en tintes para el cabello y aparecen en la etiqueta del producto como colores “CI” seguidos de un número de cinco dígitos. Se ha demostrado que estos alquitranes de carbón generan cáncer.
Dietanolamina: Hacen que los productos sean más cremosos y espumosos. Sus compuestos irritan la piel y ojos.
Siloxanos: Se utiliza en los cosméticos para suavizarlos y humectarlos; causan toxicidad en el hígado.
Ftalato de Dibutilo: Es un ingrediente básico en esmaltes y perfumes, aumenta la capacidad de otros químicos para causar mutaciones genéticas que producen problemas reproductivos.
Esta lista es orientativa y no excluye que puedan existir ingredientes no mencionados que puedan afectar a la salud de las personas.
Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Diciembre de 2016
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