¿Es mejor optar por una crema de lujo y de marca o por una no tan conocida y más económica que promete lo mismo? Productos cosméticos con precios totalmente diferentes publicitan los mismos ingredientes y las mismas propiedades. ¿Se diferencian realmente en calidad las cremas baratas de las caras? Posiblemente no lo sepamos a simple vista.
La lista de ingredientes, de dos cremas que utilizan los mismos principios activos, pero tienen enormes diferencias de precio puede estar dada en la concentración, no es lo mismo un activo al 0,005% que al 2% o la calidad de los mismos, un activo sintético o un activo natural con certificación ecológica y esto no se especifica en el rotulo. Esto solo puede garantizarlo el prestigio de una marca y generalmente una mayor concentración de activos y una mejor calidad eleva irremediablemente el precio.
Si tomamos como ejemplo el ácido hialurónico, existen múltiples variedades y calidades, de distintos orígenes, cultivos y producciones, puede ser de origen botánico o animal, también puede ser de cultivos de bacterias o de síntesis. La diferencia está en uno con alto peso molecular que no penetra bien en las capas profundas de la piel e hidrata poco o uno de bajo peso molecular que la piel absorbe rápidamente y es bajo la epidermis donde el ácido hialurónico cumple su función.
Otro punto importante es el orden en que aparecen los ingredientes en el rotulo, si estamos comprando un óleo de argán para el cabello y el (Argania Spinosa) figura en el último lugar de una extensa lista de ingredientes, sabemos que casi no contiene argán.
Además, en el precio del cosmético también puede verse reflejado el origen de la materia prima, utilizar materia prima natural seleccionada procedente de lugares muy exóticos y remotos, asegurando que aporta todos los ensayos y garantías de calidad.
No todos los productos cosméticos ni las fórmulas implican el mismo costo en cuanto a investigación y desarrollo. El trabajo previo hasta llegar a la fórmula adecuada, puede incrementar los costos por los estudios, ensayos, pruebas y errores que no son pocos a la hora de sacar un producto que asegure su eficacia.
No solo las propiedades y la calidad de una crema pueden hacer subir los costos, también las buenas prácticas de manufactura y el cuidado medioambiental por parte de las empresas influyen en los costos finales de un producto. Ser conscientes del daño que se produce al planeta y la importancia de utilizar materiales ecofriendly, todo trae un sobrecosto. Muchos prefieren adquirir productos amigables con el medio ambiente y libres de crueldad animal, más allá de que el precio sea más elevado.
La producción masiva con grandes volúmenes abarata el costo en la cosmética convencional, la fabricación semi artesanal donde es indispensable trabajar con pequeños volúmenes, para no perder calidad y trazabilidad, repercute en los costos. Es necesario el cuidado extremo en la elaboración con activos y bases naturales, porque de otro modo haría inviable su producción.
Los aromas son otro factor a tener en cuenta en las diferencias de precios entre las cremas, que sean sensoriales, relajantes o estimulantes no garantizan que a la vez sean respetuosas con la piel y el medioambiente. Los aceites esenciales naturales pueden elevar el costo hasta 100 veces y más con respecto a las fragancias sintéticas, también las fragancias hipo alergénicas y naturales pueden ser de un costo superior de tras a 10 veces con respecto a las convencionales. En fórmulas aptas para las pieles más sensibles o personas intolerantes los aromas deben ser de calidad Premium o libres de perfumes, si se usan elevan de un modo significativo los costos de un producto final.
La inversión en desarrollo y tecnologías sumado a investigación, materias primas, formulación y envasado con, Buenas Practicas de Manufacturación, hacen que sea imposible equiparar el precio de una crema eficaz dermatológicamente testeada, libre de petrolatos, libre de gluten, apta veganos, hipoalergénica, de origen vegetal, con activos orgánicos, ácido hialurónico de origen botánico con una crema convencional.
Muy probablemente la empresa que desarrolla este producto no pueda obtener por él, la misma rentabilidad que la de un producto convencional de bajo costo y producción masiva con ingredientes sintéticos, ya que el precio haría que el producto sea comercialmente inviable. Todo esto no quiere decir que todas las cremas caras sean efectivas, muchas de ellas solo son marketing, pero hay muchos factores que nos ayudan a reconocer un producto de calidad o una crema efectiva.
No solo debemos pensar en el producto, sino que dónde lo compro, quién lo desarrolla y produce y cómo se lo produce es tan importante como el producto en sí mismo. Hoy los consumidores toman en cuenta todos estos detalles y las marcas y productores no son anónimos, en las redes se puede ver su historial, su perfil y lo que opinan sus consumidores.
Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Diciembre de 2019
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