El viejo paradigma nos presenta un modelo patriarcal y depredador basado en la supervivencia del más apto y el más fuerte alimentándose de los más débiles en la cadena alimenticia. Para un modelo emprendedor, esta visión darwinista de la naturaleza y los negocios lo único que nos promete es la devastación del territorio por agotamiento de recursos y monopolización del mercado.
Hoy más que nunca la naturaleza nos habla en toda su dimensión y grandeza, pero también desde su devastación y emergencia del hábitat global en el planeta. Los incendios en el Amazonas, en California, los de África, Siberia, Portugal, Madrid, Gran Canaria, Bolivia y un sinfín de los mismos por todo el mundo nos dan una alerta de la falta de cooperación internacional y de la emergencia climática que esto provoca en el corto plazo. Pero algo más difícil de entender es cómo se originan la mayoría de los incendios. Estos son intencionales, ya sea por un sistema centenario de prácticas culturales agrícolas o por la codicia de unos pocos, huy el daño ya es casi irreparable.
La mayor parte de los incendios son responsabilidad de la ambición y la codicia desmedida de corporaciones agrícolas y ganaderas que buscan ampliar el territorio de siembra y explotación. Esta forma de hacer negocios debería estar penada por ley, ningún emprendimiento que atente contra el hábitat y la preservación de la naturaleza y la biodiversidad debería ser permitido y las regulaciones deberían ser muy estrictas, sobre todo cuando se habla a gran escala y compromete a vastas zonas forestales que tanto comprometen al clima global.
Hoy más que nunca es necesario una visión holística del intercambio entre la naturaleza y el ser humano. Si se destruye el medioambiente, se autodestruye la humanidad. Es imprescindible comenzar a entender cómo funciona el planeta, el clima y el medio ambiente en relación con todas las especies y el rol del ser humano que manipula y modifica el hábitat.
Los nuevos emprendimientos no pueden estar ajenos a este estado de cosas. Hay un intercambio permanente y una interconexión entre todas las partes, la irresponsabilidad y la falta de criterio pueden romper el equilibrio generando desastres y devastación en lugar de riquezas. No basta con quitar el dinero como valor central y colocar en su lugar al ser humano, no es la generación de riqueza o abundancia lo que debe mover el motor de la producción. Tampoco podemos seguir con un sistema de producción de escalas astronómicas monopolizadas por un par de corporaciones. La diversidad en la producción ayuda al control de riesgos.
Hoy en día es vital entender que somos parte de un engranaje mucho más complejo y completo de lo que podemos todavía entender y comprender. La VIDA y su preservación en equilibrio con la naturaleza y el cosmos debe ser el valor central y todo lo que atente contra ella debe ser prohibido y combatido por todos. Debemos con urgencia abrazar un modelo de cooperación, de intercambio equilibrado y entender que la generación de riqueza y abundancia es el resultado de una vida plena de justicia, equilibrio y felicidad y no la condición previa para este estado de cosas.
Este modelo basado en la cooperación, la solidaridad y el equilibrio es de una visión más integral y contenedora, ya que no se puede emprender algo que beneficie a algunos y perjudique a todos los demás incluyendo el planeta, es imprescindible encontrar un equilibrio donde el beneficio sea para la totalidad de las partes y el crecimiento sea mutuo e integrado. Que los más fuertes protegen a los más débiles para fortalecer la comunidad y crecer en conjunto basándose en el intercambio y fortalecimiento mutuo, es algo natural en una comunidad sedentaria, donde no se está obligado a huir y correr para sobrevivir. Hoy en día existe la ciencia y la tecnología para poder regular y controlar todo sistema de producción y explotación de recursos y en esto los más grandes deberán velar por los más débiles e indefensos, donde la biodiversidad de las especies y las comunidades humanas en riesgo sean tomadas en cuenta.
También se cuenta con la experiencia suficiente para entender que la moneda es un símbolo de valor para el intercambio y no un valor en sí mismo como se pretende hoy que lo único que ha logrado es una acumulación desmedida de símbolos monetarios sin respaldo alguno. Si juntáramos todo el dinero del mundo podríamos comprar varios planetas tierra, lo que demuestra que el dinero en si no tiene ningún valor y es un gran engaño como mercancía.
Las comunidades deben sanear su comercio e intercambio basados en las necesidades mutuas y en una utilización y generación responsable de recursos, preservando la vida como valor central de toda comunidad. Como emprendedores debemos tomar conciencia de las causas y las consecuencias de nuestra producción. Cuando el objetivo solo está en la rentabilidad, se pierde el eje fundamental y se cae en desequilibrio.
Podes elegir ser parte de un cardumen, estar tranquilo siendo pequeño como parte de un grupo que se acompaña, pero que pocas veces están protegidos a no ser por su capacidad para escapar al peligro, o la posibilidad de una buena y verdadera organización que no siempre es posible por la desconfianza, los miedos e inseguridades personales y colectivas en un entorno que consideramos peligroso.
También podés elegir, ser un tiburón, crecer tragándote cardúmenes enteros o a los más chicos, pero hasta los tiburones tienen agentes de control como las orcas, ballenas o delfines. Todo esto, está, dentro del orden natural y basta con tomar posiciones y precauciones para lanzarse a los negocios, en todos los órdenes se corren riesgos y se obtienen beneficios, en algunos por volumen, en otros por especialización, pero en todos hay un orden natural.
Lo que no podés pretender es, ser Godzilla, porque eso es elegir un camino de destrucción, es entrar en el reino de lo sobre natural y perdemos la forma y el control que generalmente no solo conduce a la pérdida de identidad, sino que genera mucho daño y destrucción en el entorno. Hasta aquí se ejemplifica el hombre de negocios del viejo paradigma. Y digo el “Hombre” de negocios porque el viejo paradigma nos presenta un modelo patriarcal y depredador basado en la supervivencia del más apto y el más fuerte alimentándose de los más débiles en la cadena alimenticia.
Hay otro orden de cosas, otra perspectiva y otra visión de la organización social y del modo de comerciar y producir. Esta visión es más Ying comparada con el modelo Yang patriarcal y depredador. Este modelo se basa en la cooperación y la solidaridad, es de una visión más integral y contenedora, donde los más fuertes protegen a los más débiles para fortalecer la comunidad y crecer en conjunto basándose en el intercambio y fortalecimiento mutuo.
Cada perspectiva nos presenta un modelo diferente y antagónico, pero lo que es claro que el viejo modelo no puede sobrevivir ya que está basado en la depredación de recursos finitos y termina auto fagocitándose sin posibilidades de sobrevivir por falta de recursos y estamos muy cerca de ese punto.
El nuevo paradigma nos presenta una visión complementaria para sobrevivir preservando los recursos y tomando acciones concretas para renovarlos y preservar el medio ambiente en donde crecemos y nos desarrollamos en vez de fagocitarlo hasta su devastación. Lo más importante que nos presenta este nuevo paradigma es la organización basada en la cooperación, donde los medios no se confunden con los fines como en el caso del dinero.
El dinero es un medio para el intercambio de productos y servicios principalmente, cuando se convierte en un fin en sí mismo, se cae en una economía especulativa de acumulación de capital. Esto detiene la productividad escalando en una acumulación piramidal donde la cúspide de la pirámide acumula el 90% del dinero y las posiciones y la base subsiste con el 10%. Se premia al que más especula y retiene el dinero sin ver que al convertir el dinero en un fin en sí mismo, en vez de que circule como medio de intercambio y producción, se producen la mayoría de los descalabros de la economía monetaria.
Esto debe invertirse de modo tal que aquel que especula y retiene el dinero debería ser castigado con multas e impuestos por obstaculizar la circulación de la economía productiva y favorecer la especulativa. De esto se desprenden distintos mecanismos de protección de la economía de la comunidad. Algunos economistas del nuevo paradigma incluso proponen una moneda Yang para el comercio internacional y una moneda Ying para amortiguar el mercado interno y la salud económica de la comunidad.
Esto nos lleva a una nueva visión en la manera de hacer negocios y a una nueva figura de la persona de negocios más allá del género. Para la mayoría de las personas, el precio de la seguridad es la libertad personal. Y sin libertad, muchas personas pasan la vida trabajando por dinero para cubrir la seguridad, en lugar de vivir sus sueños que implica arriesgarse, para lo cual se necesita libertad. Se dice que todo tiene un precio y la mayoría de las personas están dispuestas a pagar el precio a cambio de seguridad, pero no están dispuestas a pagarlo por la libertad.
La gente cree que invertir en algo productivo es un riesgo, y eligen invertir en el mercado financiero que da rentabilidad con menos riesgo, inmoviliza el capital en pos de los intereses porque piensa que, para invertir de forma segura también debe reducir el retorno de su inversión. Es por eso que tantas personas ponen su dinero en una cuenta de ahorros o en un plazo fijo. Lo ponen por seguridad y están dispuestos a recibir menos intereses a cambio de esa seguridad.
Pero el dinero está siendo devorado por la inflación y los intereses sobre el dinero se gravan a una tasa alta. Así que esa idea de seguridad y dinero en el banco no es una idea tan segura, aunque la gente lo crea así. En el nuevo paradigma el riesgo se licua en el conjunto de la comunidad. Al no ser especulativo el nuevo emprendedor busca cubrir las necesidades de la comunidad en una escala de equilibrio entre las necesidades y el impacto ambiental que genera producir esos artículos o servicios de necesidad.
Esto genera un circulo virtuosos entre el emprendedor, la comunidad y el medio ambiente y el dinero pasa a ser un medio de intercambio y no un fin en símismo. Desaparece el miedo a la inversión y el riesgo y cobra protagonismo la libertad y el vivir los sueños, porque la seguridad está dada por ese círculo virtuoso que se da entre el emprendedor, la comunidad y una integración saludable con el entorno.
Ignacio Conde Nota Publicada en la Revista Convivir en Agosto de 2019
Como sobrevivir comercialmente en tiempos de crisis siempre ha sido un recurso imprescindible en la economía Argentina, donde la seguridad y la estabilidad económica han sido relegados al dominio de las utopías y ya nadie puede andar caminando por la ancha avenida de los negocios, sin un plan de contingencias para catástrofes bajo el brazo. Además, este plan debe aplicarse tanto a catástrofes naturales, como para catástrofes financieras, perdida del rumbo de la economía, cambios de teoría económica y hasta el aleteo de la mariposa.
Muchos negocios funcionan muy bien y surgen como grandes ideas irrebatibles con proyección de éxito y rentabilidad asegurada, mientras la economía se visibiliza estable, y sus vaivenes pueden ser de mayor o menos complejidad, pero hay previsibilidad. Toda economía es dinámica, pero puede ser ordenada o caótica, cuando comienza a ser caótica muchos negocios caen estrepitosamente o desaparecen silenciosamente ante el surgimiento de la imprevisibilidad, la caída del consumo, la recesión o el cambio de paradigma económico.
¿Ahora bien, cual es la llave maestra, la fórmula que, ante un giro brutal de la economía de consumo, me permita ser exitoso o sobrevivir a los tiempos de crisis económica?
Es difícil de asumir, pero no hay fórmulas mágicas. Cuando una crisis de consumo aparece quebrando la previsibilidad, los únicos negocios que pueden sobrevivir, son aquellos que se prepararon con antelación o son nichos de primera necesidad, donde si bien el consumo merma por la caída de la demanda, el consumidor lo necesita y en menor proporción lo sigue demandando, lo que permite, con recortes y ajustando el cinturón seguir adelante hasta el próximo remanso, que siempre llega, mientras el país siga existiendo.
En este paisaje hay de todas las variables y posibilidades, están los que se rinden de inmediato, bajando los brazos y cerrando sus puertas para esperar que pase la tormenta, están los que se aferran al mástil y sucumben en ella, los que logran atravesarla, pero quedan heridos y no pueden recuperarse y están los que se transforman y en vez de luchar contra la tormenta, la acompañan y se dejan llevar por los vientos con pericia, aun a costa de grandes pérdidas, porque en una gran tormenta siempre se corre el riesgo de que alguien caiga por la borda o haya que echar todo el lastre, pero si se logra atravesarla aparecerán nuevas costas más o igual de prometedoras como las que quedaron atrás.
Transformarse y transformar el propio negocio en una posibilidad rentable ante una crisis económica o financiera, no es para todos, hace falta esfuerzo, garra, pasión, coraje y ser muy intrépido para adentrarse en la tormenta, sin saber si vamos a salir de ella.
Para transformar una crisis en, oportunidad, tenemos que tener “Visión” en el sentido más amplio de la expresión. En toda crisis hay una oportunidad encubierta y suele ser esta última, la mejor y quizás la única opción que nos queda, si realmente queremos seguir participando de ese gran motor que mueve la economía y el comercio de un país, aunque ese motor, por momentos gire en falso, debemos tener visión estratégica y coordinación en la acción. Generalmente aquí es donde debe expresarse nuestra creatividad y osadía, para ganarnos un lugar en el futuro, cuando el país vuelva a reacomodarse. Transformar una crisis en oportunidad implica volver a mirar las cosas con nuevos ojos. Lo que daba resultado hasta aquí dejo de darlo y es imprescindible buscar nuevos modos y nuevas maneras.
Muchas veces lo hacemos de un modo intuitivo o instintivo, para encontrar esa nueva veta que le de oxígeno a nuestro negocio, otras lo hacemos con objetividad, programación y capacitación para abordar el negocio con una estrategia diferente, pero lo cierto es que, si es bueno o es malo, no lo sabemos hasta atravesar la tormenta y salir del otro lado para evaluarlo. La mayoría de las veces esta oportunidad se da cuando buscamos la especialización y el modo de diferenciarnos de la competencia, dos razones que nos llevaran a intentar permanecer en el negocio, pero encontrando las claves de cómo ofrecer, mejor calidad y mejor servicio en lo que hacemos, cuando recortar los costos no es viable para mantener la calidad. Debemos brindar algo más y mejor, por el mismo costo que nos posicione mejor que la competencia ante nuestros clientes.
El servicio, la atención y el asesoramiento pueden retener a un cliente y convencerlo de invertir o consumir algo que de otro modo lo hubiera pensado más de dos veces. Todo está en los ojos que lo miran y allí donde algunos ven un callejón sin salida, otros ven un muro para escalar y posicionarse en un estadio más alto con mejores perspectivas.
El mercado está revuelto, lo sabemos desde hace unos años, pero las variables imprevisibles que se presentan continuamente hacen tambalear varias de sus columnas. La competitividad esta complicada por el descontrol de los precios en las tarifas, las tazas altas y las fuertes corridas del dólar que nos tiene a los saltos y nos invita más a la especulación financiera que a la producción y comercialización de productos. El consumidor gasta solo en lo imprescindible y trata de no usar el crédito por que las tasas ya no son accesibles.
Los clientes comerciales minimizan su stock y compran según la demanda, muchos bajan sus persianas o reducen su personal y su variedad de productos. Pero muchos comienzan ahora y compran fondos de comercio y quieren invertir en diferenciarse y establecerse para abrirse camino a través de la crisis en un mercado convulsionado, donde muchos jugadores se retiran y dejan el lugar vacío para que pueda ser llenado por los que se inician en estos momentos. Quien sepa superar esta crisis estará posicionándose para ser más fuerte cuando el mercado vuelva a estabilizarse.
No solo se trata de aguantar hasta que pase, hay que ser creativos y dinámicos en un escenario complejo y sin ayuda del estado que mira indiferente hacia otro lado.
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Una alimentación saludable debe ser integral. Debe abarcar todos los planos de necesidades del cuerpo, de la mente y el espíritu. La nutrición se da en todos los órdenes, nos nutrimos de lo que bebemos y comemos, pero también de lo que sentimos, de las emociones y las sensaciones. También nos nutrimos de las percepciones y de las experiencias. No solo nos alimentamos por necesidad, también deseamos y queremos una experiencia sensorial y gratificante, buscamos nuevas experiencias y ampliar nuestros horizontes.
Esto nos dice que tenemos que tener conciencia del entorno y de nuestras acciones. Hay una nutrición óptima para el cuerpo, una nutrición óptima para la mente, otra para las emociones y de todas se nutre nuestra existencia. Deberíamos conocerlas, estudiarlas e integrarlas si queremos tener una vida saludable.
Los factores causantes de desequilibrios están en todos los niveles de nuestra nutrición, lo que sucede en un plano, afecta a otros planos. Podemos ingerir un alimento saludable en un ambiente toxico, con imágenes o sonidos disruptivos o estresantes, también podemos hacerlo con la mente en un conflicto que arrastramos hace tiempo y nos angustia profundamente y esto afectara la digestión y metabolización de nuestros alimentos y nuestra salud.
Nuestras experiencias, nuestras emociones, en respuesta a nuestras percepciones y elucubraciones, desencadenan un torrente de químicos diferentes que nuestras glándulas disparan como reacción y afectan nuestro ánimo y nuestro sistema inmune, generando fortalezas y debilidades, estados negativos o positivos. De estos procesos, generalmente no nos damos cuenta, pero nos modifican cotidianamente. No basta con comer alimentos saludables, hay que hacerlo de modo saludable y en un entorno saludable.
También debemos tener en cuenta en la nutrición de nuestro cuerpo, la nutrición por piel. Los celiacos abrieron un debate muy interesante al exigir productos de higiene y cosmética Gluten Free. Muchas son las alertas hacia el consumo, hoy en día, de cosméticos con alta carga toxica, que se acumula tanto en la piel como en distintos tejidos del organismo. Esto nos muestra que nuestro cuerpo no está preparado para enfrentar los tóxicos que usamos en la higiene diaria. Los cosméticos convencionales como los champuses, jabones, acondicionadores, desodorantes, cremas y maquillaje, son una fuente toxica de contaminación para el organismo, si no optamos por una nutrición para la piel 100% saludable.
Una nutrición saludable, debe ser integral y debemos ser consecuentes y constantes, ya que el cuerpo se acostumbra después de un tiempo a los nuevos hábitos y los tóxicos que venimos consumiendo por décadas, tienen un efecto adictivo. Cuando intentamos cambiarlos, es posible que nos venza la ansiedad, el malestar físico, el hábito mental, la costumbre y recaigamos varias veces en la tentación de volver a esa falsa sensorialidad creada artificialmente para mantenernos como consumidores cautivos.
También debemos ser conscientes que nuestros hábitos son parte de nuestra alimentación diaria y si no son saludables, debemos cambiarlos. Así como una espina saca a la otra, un hábito puede reemplazar a otro. Cambiar hábitos tóxicos por otros saludables puede ser un buen negocio. Las metas y los objetivos claros, concretos y alineados con nuestro parecer y sentir, suelen ser disparadores de abundancia o pilares de la buena fortuna, como decían los antiguos, por lo que ser claros y honestos con nosotros mismos, suele ser de lo más saludable.
Las buenas prácticas de consumo, junto a buenos hábitos saludables puede ser la única manera de vencer al tiempo o de por lo menos mantenerlo a raya, o al menos mantenernos en forma. Como enseñan también, los antiguos chamanes, elegir el espacio y el entorno adecuado es fundamental para economizar la energía vital y mantenerse saludable. “Es el Medio Ambiente… ” diría Bruce Lipton.
Una alimentación saludable debe ser integral y abarcar todas las áreas de nuestra vida diaria, para que realmente podamos vivir una vida saludable y bajar los momentos de estrés y ansiedad que caracterizan a los tiempos posmodernos y en los cuales nos encontramos con más opciones de consumo de la que podríamos probar a lo largo de toda nuestra vida. Para no confundirnos en este lodazal de ofertas de consumo artificial. La opción es el consumo consciente y saludable