Una Matriz Energética Obsoleta
Una Matriz Energética Obsoleta
Es necesario un cambio en el modelo energético, un cambio integral, nuestra sociedad debe integrar la economía dentro de la ecología.
La economía en expansión de este sistema, demanda un costo energético que sobrepasa lo que pueden soportar los ecosistemas. La economía ideológica y política que impera, es incapaz de asegurar el equilibrio de la naturaleza y del ser humano, es necesaria una nueva visión del mundo, una visión sistémica.
Es imprescindible garantizar que todos los seres humanos tengan acceso a la energía y, al mismo tiempo, evitar una catástrofe climática, por lo que surge la necesidad de un análisis y una práctica económica ecologista. Economía y Ecología son conceptos muy cercanos y complementarios cuando los alejamos de una visión capitalista o mercantilista de los mismos.
En el año 1960 se empleaba el equivalente al 60% de la superficie utilizable del planeta mientras que, para principios de este siglo XXI se emplea un equivalente al 120% de la superficie utilizable del planeta, es decir, un 20% más de lo que el planeta puede recuperar por sus medios naturales. Esto es en promedio, tomando la gran desigualdad de consumo existente, el consumo de un norteamericano promedio es de siete veces más que el de un africano o un asiático, si lleváramos la energía a todos los habitantes del planeta de ser posible, necesitaríamos 4 planetas Tierra.
Para la gran mayoría de los científicos a nivel mundial, la situación es grave y compromete la continuidad de la especie humana y ya están en riesgo el resto de todas las especies. La situación climática, las catástrofes naturales que se acrecientan y los estragos cometidos por la agricultura industrial y los monocultivos; las centrales nucleares obsoletas o dañadas y la contaminación de las aguas y la comida, son solo la cara visible de los daños cometidos por este sistema.
El culto a lo silvestre de la naturaleza inmaculada, el amor a los bosques primarios y a los ríos no contaminados, sin atacar el crecimiento del modelo económico como tal, no es una solución, ni mucho menos. Defender y preservar lo que queda de espacios naturales tal y como están y el amor a los bellos paisajes, apelando a lo sagrado puede verse como positivo, pero no es una alternativa a seguir para poder detener y cambiar este modelo económico de explotación sin freno de los recursos naturales y humanos, a cambio de pobreza, humillación y contaminación.
El llamado desarrollo sostenible, sin salirse de este modelo económico capitalista tampoco es viable si se reduce a que, el llamado desarrollo sostenible, es solamente un crecimiento económico sostenible donde se buscan ganancias económicas y ecológicas al mismo tiempo. Esto convierte a la ecología en una ciencia gerencial para remediar o limpiar la degradación causada por la industrialización pero no es en modo alguno la manera de revertir la situación, si no tan solo demorarla.
La derrota de los pobres en sus luchas populares de resistencia contra la explotación descarnada de sus ecosistemas como se vienen sosteniendo en los últimos siglos, es mucho más que una derrota ideológica como nos venden los medios de comunicación masiva, es la derrota de la humanidad como especie inteligente capaz de auto sostenerse.
La naturaleza no es una ideología, ni una reliquia, ni una reserva de biodiversidad, o una reserva de paisajes turísticos y recursos energéticos, es un planeta habitado por millones de especies y merece mucho más que nuestro respeto. El ser humano y la naturaleza son igualmente importantes e interdependientes si ambos han de subsistir y la defensa de la naturaleza es la defensa del ser humano y viceversa.
No es posible avanzar dentro de este sistema sin destruir nuestro medio ambiente, sin quebrantar el equilibrio entre hombre y naturaleza. Por lo tanto, urge un cambio en los medios de producción y en la relación del hombre con la naturaleza. Ambos están intrínsecamente relacionados en la transformación por superar este sistema explotador y suicida, se requiere un cambio cultural basado en las experiencias y necesidades reales de la humanidad y su medioambiente.
Es necesario entender el valor e importancia de la energía en el desarrollo humano para construir una sociedad nueva. Así como el cuerpo humano genera y regula su energía a través del consumo de aire, agua, sol y alimentos, la comunidad está obligada a hacerlo en forma responsable para que esta sobreviva saludablemente.
En la actualidad, las grandes corporaciones capitalistas están apoderadas de la generación, transmisión y distribución de la energía. Nunca, desde la revolución industrial, ha existido una sociedad que gestione libre y ecológicamente el acceso y utilización de la energía, como lo son el agua, el aire y el sol y la geotermia.
Solo cuando la comunidad conoce el origen de su energía y la importancia de la relación entre el consumo individual y colectivo de la energía de generación renovable, comienza a surgir una comprensión de las relaciones entre demanda y generación de energía para un verdadero progreso humano autosustentable.
Los derechos humanos de estas comunidades deberán establecerse en vínculo directo con los derechos del medioambiente del cual los seres humanos forman parte y de los derechos que tienen las demás especies que coexisten con los seres humanos.
Tenemos derecho al libre uso de la energía que nos brinda la naturaleza, es imprescindible regularla para que no se cometan abusos, pero es más que urgente salirse cuanto antes de este sistema energético, que es una bomba de tiempo para toda la humanidad y todas las especies que habitan el planeta.
Ignacio Conde
Nota Publicada en la Revista Convivir en Enero de 2016